Bañarse en manantiales termales en medio de un hermoso entorno de montañas, ríos y arboles centenarios es una experiencia tan agradable que difícilmente se olvida. Por techo se tiene el cielo de azul intenso y, por paredes, las montañas circundantes. Los sonidos que se perciben en esta “habitación al aire libre†pueden corresponder a un coro de pájaros cantando por la mañana o al río Blanco en su eterno fluir. Lo cierto es que las fuentes geotermales poseen una serie interminable de bondades para nuestro cuerpo y mente.
Comparta con su familia y amigos los pozos naturales, los productos caseros (pan, queso, verduras), la dedicación y esmerada atención de sus anfitriones. Vaya al ambiente más natural, lejos del ruido y el más cercano a la capital regional. Cabañas, camping, paseos, comidas típicas (asados al palo), piscinas y pozos termales naturales.
Prescindiendo de cuál sea la ubicación o el tipo de fuente termal que se escoja, una cosa es cierta: quien se baña en aguas termales volcánicas se siente aliviado de las tenciones del diario vivir, aunque sea por unos minutos.